ENTREVISTA A LOS PROFESORES FRANCISCO SANTANA Y GREGORIO FIGUERAS "PIEDRA PÓMEZ"

ANPENTREVISTA pretende iniciar el curso 2012/2013 con unas generosas dosis de buen humor y una actitud positiva. Algunos podrán pensar que los tiempos no están para bromas en la enseñanza pública de Canarias y que nuestra postura supone, en el mejor de los casos, una auténtica frivolidad.

Aceptamos, por supuesto, las críticas que nos lleguen, pero, precisamente por las penurias y calamidades que nos aguardan durante diez largos meses, queremos aportar al profesorado todo nuestro ánimo y, para conseguirlo, hemos pensado ofrecer nuestros micrófonos a una incomparable pareja de docentes que brilla con luz propia en el panorama educativo.

Si nos limitásemos a presentarles a Francisco Santana Santos y Gregorio Figueras Martín,  p  robablemente la inmensa mayoría de nuestros habituales seguidores (y también bastantes de los suyos) se encoger ían de hombros y tendrían que seguir leyendo o escuchando para saber de quiénes les hablamos.

Este dúo de respetables profesores canarios lleva más de 25 años compatibilizando y, a veces, entrelazando su actividad docente con el humor canario más disparatado e inteligente, tal como les define su productora. Para descubrir en qué consiste su indiscutible originalidad y revelar definitivamente su identidad, bastará con dos palabras, que bien podrían ser una sola: PIEDRA PÓMEZ.

 

En un diálogo a varias voces, tan difícil como desternillante, trataremos de conocer, entre otras, las opiniones de Paco y Sioni, de Fefa y Grego sobre las similitudes y diferencias entre la docencia y el humor, entre el escenario y las aulas. Los diversos registros y formas de pensar que atesoran equilibradamente ambos artistas y sus múltiples personajes nos trasmitirán su particular punto de vista sobre la enseñanza pública de nuestras islas de una manera radicalmente distinta a cuantas entrevistas hemos publicado hasta la fecha.

 


 


 

 

Buenas tardes, jóvenes. Después de tantos lustros de docencia, ustedes son unos "lustrísimos" profesores y, por lo tanto, están capacitados para responder a una pregunta que todos nos hacemos: ¿Cuál es el estado del sistema educativo canario o nacional? Dicho de otra forma: ¿Por qué un buen número de alumnos/as no sabe apenas distinguir un huevo de una castaña?

Paco: Qué bien. Son preguntas interesantes a la par que ridículas e inconmensurables. Me alegra mucho, porque lo primero es que los alumnos confunden un huevo con una castaña, en su inmensa mayoría, porque no saben exactamente qué es la castaña, creen que también se pueden incubar las castañas.

Gregorio: La solución es que si fríes un huevo no puedes freír una castaña.

Paco: Y tú metes un huevo, no una castaña, dentro de una incubadora y te sale un pollito. Pero no, nosotros no llevamos tantos años, somos lustrísimos porque no queda otro remedio.

 

Nos imaginamos que, dada su reconocida profesionalidad, estarán de acuerdo en que la Educación no puede ser un permanente saco sin fondo, un pozo oscuro donde desaparecen ingentes cantidades de dinero público sin que se obtengan unos resultados escolares medianamente satisfactorios. ¿Ha llegado el momento de exigir responsabilidades al profesorado de una vez por todas, como ya se está haciendo con los altos directivos de las entidades financieras?

Gregorio: Yo, aquí, me gustaría opinar un poquito, porque primero yo no me creo que la Educación sea tan cara, yo no me creo eso. Cara es lo que tiene mucha gente. En países más pobres que nosotros la educación sale más barata. Aquí la educación es absolutamente terciaria: vamos enfocados hacia el comercio, hacia el consumismo; no se vende cultura, no se vende estrategias para que la cultura camine, se vende beneficio o no se vende beneficio.

Paco: Y se vende los ojos también. La verdad es que la pregunta es muy buena. Estoy de acuerdo con Gregorio: al profesorado todo habría que echarlo a la calle y poner a los políticos a dar clases, a los directores de banco a dar clases y a los jardineros de los parques, venga a dar clases. Y entonces, a nosotros que nos lleven a los bancos y que nos pongan de cajeros a algunos, a otros de interventores. Yo interventaría las cosas que yo interventaría...

 

Como pareja de docentes, uno todavía activo y el otro felizmente pasivo (como tantos matrimonios a su edad), actúan alternativamente de padres o de madres, según las circunstancias. ¿Qué consejo les darían a las AMPAS para que su voz se hiciera notar con más autoridad en la vida de los centros públicos? ¿No creen que la sociedad ya se esfuerza bastante al conseguir matricular cada curso a su progenie, como para tener que entregársela ya educada a los maestros?

Paco: Esta pregunta está buena. Al AMPA le diría que tenga cuidado, que la policía está al tanto y que el AMPA tarde o temprano pagará. Ahora, yo le diría al AMPA, a las asociaciones de padres y madres y a los que no tienen pero sí tienen, porque tienen que tener padres y madres a la vez, les diría que los hijos no son del profesor, sino de los padres.

Si yo tengo que estar en un instituto o en dos centros de Secundaria enseñando a los alumnos a que no hablen en clase, a que respeten, a que estudien y tal... Cuando nos convenzamos de que la educación no es estrictamente un problema del colegio, sino el problema de unos padres implicados en favorecer que sus hijos estudien, el problema se resolverá. De hecho, ya llevamos 20 o 30 años, que es justo el tiempo en el que ambos padres se han incorporado al trabajo, en el que se han mantenido un poquito al margen. Y eso lo podemos ver en los institutos, cuando se convocan reuniones de padres y van, como mucho, los padres de los empollones y se acabó. Debería existir una obligatoriedad corresponsable de asistir, de tal forma que al que no fuera pues que le pusieran una multa que repercutiría en el bien del centro. Si usted no viene a las reuniones, pues su hijo paga de matrícula 100 euros y esos 100 euros se dedican a libros en el centro.

Gregorio: Yo, en cualquier caso, tirando piedras sobre mi mismo tejado, creo que es impensable que una persona no se plantee estas cosas en las casas. En las casas, en la normalidad del día, el levantarse por la mañana, el lavarse las manos antes de empezar a comer, el no poner los pies encima de la mesa, éstas son cosas normales. Hay cosas que son normales de la vida cotidiana.

 

¿Cómo es posible que el Gobierno todavía no haya incluido entre los contenidos canarios del temario oficial el asunto este del pleito insular? Por cierto, ¿es verdad que hace años que no actúan en Tenerife, por precaución? En todo caso, la Consejería entiende que, si se atrevieran o atreviesen, deberían solicitar antes una comisión de servicios por motivos de salud, para cuidar las formas.

Gregorio: ¿Me puedes repetir la pregunta?

Paco: En Tenerife, no. Esa es una pregunta capciosa. Pero, vamos sin ningún problema.

Gregorio: Yo tengo en mi casa un libro de capcioneros. Pero vamos, no, ningún problema. Nosotros vamos a Tenerife. El único problema es que ellos están en Segunda B y nosotros en Segunda A.

Paco: Pero también es cierto que el pleito insular de verdad, de verdad, de verdad, yo nunca he tenido ese problema.

Gregorio: Eso es a nivel económico, de empresa, pero a nivel de gente no se nota.

 

No tenemos la intención de preguntarles por el apasionante debate sobre Educación para la Ciudadanía, más que nada para no hacerles sufrir innecesariamente, aunque si quieren desahogarse, por nuestra parte no hay ningún inconveniente...

Gregorio: El problema es que tienen que ponerla. Los padres no hemos sido capaces de repetir esos valores sociales y por eso apareció esta cosa. Yo creo que si los padres fueran lo suficientemente inteligentes o lo suficientemente suficientes, no sé cómo sería la palabra adecuada, de darles una serie de valores, eso nada, eso no hay que darlo, no se pierde el tiempo en esas cosas.

Paco: Yo estoy de acuerdo en que Educación para la Ciudadanía no sería necesaria porque hay otras asignaturas que tampoco.

Gregorio: Hoy por hoy, eso no se daría.

Paco: Hoy por hoy, hoy al cuadrado.

 

Por otra parte, sabemos que, por razones ideológicas, se han declarado fervientes partidarios de esta reciente e innovadora corriente educativa que propugna separar a los alumnos machos de las alumnas hembras. ¿Estarían dispuestos a aprovechar esta oportuna amnistía fiscal para invertir en Canarias parte de sus paradisíacos ahorros en esta iniciativa sin precedentes?

Paco: En época de exámenes y en época de celo habría que ajuntarlos, porque si tienen celos empiezan a tirarse de los pelos, aquella me tiró de los pelos... Los alumnos así, sienten la iniciativa para prosperar, pero yo separaría los alumnos con neuronas de los sin neuronas. La inversión, la justa...

Gregorio: A mí me parece un despropósito, sencillamente un despropósito.

Paco: Hay alguien que todavía lo quiere mantener bajo el amparo de la Constitución y parece que el derecho de la educación implica eso. Y yo, que estoy por pensar que si quiero que mi hijo se eduque en una educación basada en el horóscopo, pues me lo tendría que garantizar el Estado, los astros y tal, yo lo creo así y lo exijo y tal. Esto es lo mismo.

 

Nos tienen que contar cómo se las han arreglado para dar el salto desde la Enseñanza Secundaria a la Universidad, sin concurso público que valga. ¿Se paga bien este invento del AULA DEL HUMOR o todavía están haciendo méritos para mejorar su puntuación en la promoción interna? Algunos malintencionados de otras islas dicen que, por su culpa, la Universidad de Las Palmas es de risa, ¿será posible tanta maldad?

Paco: Es verdad, es de risa. Yo creo que es de las pocas universidades del mundo que tiene un Aula del Humor. Pero, hay que decirlo lo primero, lo hacemos por amor a Olarte, digo, perdón, por amor al arte, aunque tiene un presupuesto, digamos para gastos corrientes, como sería el contador de la luz, gastos para algún invitado que trae la universidad--- Para nosotros fue una experiencia que la universidad nos propuso y que nos pareció muy divertido. Yo empecé hace cinco años en el aula y digamos que Gregorio colabora conmigo y ahí llevamos una actividad muy divertida, una actividad única. Se hace el humor vivo, humor fresquito, tienes una sensación como si estuvieras vendiendo pescado fresco.

Gregorio: En cualquier caso, yo voy a decir una cosa. El Aula del Humor es la cosa mejor en las que he participado. Me parece una cosa maravillosa, un regalo para los sentidos. Me lo paso muy bien, la gente disfruta una barbaridad...

Paco: Lo dice él y también sus compañeros del psiquiátrico... La gente allí está loca con nosotros, todos locos.

 

Coincidimos con ustedes en que, de todas sus actividades profesionales, la más vocacional es la docencia, por ser la que menos dinero les reporta a final de mes. Por cierto, ¿cuando imparten doctrina por esos institutos bajo su personificación masculina (obviamente, la menos atractiva de todas), se resisten a utilizar sus letales armas humorísticas para ganarse la atención y el aplauso de su alumnado?

Paco: En absoluto, el aplauso no lo tolero. Siempre hemos hecho de todo, tanto Gregorio como yo: paras para contar chistes, cuando ves al alumno con los ojos en blanco, que no capta nada. Ahora, como hay crisis, la gente no se gasta mucho dinero en humor, pero, desde luego, la retribución educativa es la que va mermando y no lo puedo entender...

Gregorio: Una de las profesiones más respetadas en Alemania es la de profesor. Y de las mejor pagadas.

Paco: Aquí es de las mejor pegadas...

 

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