Reaccionamos ante las medidas lideradas por algunas asociaciones contra las tareas escolares y consideramos que el anuncio de esta ‘huelga de deberes’ es una medida extrema que no la recibimos con agrado, sobre todo por las formas. No se trata de un debate novedoso, ya que surge cada comienzo de curso, pero, en esta ocasión, creemos que se ha exagerado la nota y nos parece encontrar las raíces de esta ‘batalla contra los deberes’ en razones de índole política. En cualquier caso, seguiremos apostando por la realización de las tareas escolares, puesto que inciden en la cultura del esfuerzo, aunque estamos dispuestos a emprender un debate constructivo sobre esta cuestión.

 

 

Hablamos incluso de campañas publicitarias que cuestionan la libertad de cátedra y el principio de autonomía pedagógica de los centros educativos. Manifiestamos nuestro rechazo ante estas propuestas que incitan a la insumisión atentando contra la actividad del profesorado y su autoridad profesional. La comunicación en el centro educativo entre el profesorado y las familias resulta fundamental para resolver estas controversias, mediante el diálogo con el tutor o con el equipo directivo o a través de los órganos de participación educativa, como el Consejo Escolar.

 

Los docentes que formamos parte de este sindicato estamos plenamente dispuestos a participar en el debate sobre la necesidad de introducir racionalidad en los deberes escolares, reconociendo los beneficios que tienen dichas tareas para afianzar lo aprendido en el aula, inculcar el hábito de estudio, fomentar el esfuerzo personal e incluso la organización y planificación del trabajo del alumno, siempre que dichos deberes se adecúen a la edad y al nivel educativo del alumnado y respeten sus tiempos para jugar, descansar y relacionarse con los demás.

 

En otras ocasiones hemos defendido un pacto educativo lejos de tintes partidistas. Ahora, animamos a los agentes sociales implicados en la configuración de este pacto para que lleven este tema a la mesa de negociación. Pero, eso sí, con todos sus matices. Porque intuimos que, con estos debates, lo que de verdad se reclama es una verdadera política de conciliación de la vida familiar y laboral, cuya problemática es ajena a la escuela. Hoy en día vivimos tiempos difíciles para alcanzar este objetivo, debido a la prolongada jornada laboral de muchos padres y madres, que obliga sus hijos a pasar largas horas en el centro educativo después de la jornada lectiva o a la realización de actividades extraescolares que pueden sobrecargarles.

 

De cara a la opinión pública, defendemos una educación que sea tarea de todos y se centre en el respeto por los mayores, el pensar en el otro, el no querer imponer nuestro criterio, ya que sabemos que para la formación en valores influyen especialmente la familia y los maestros.

 

En definitiva, como sindicato mayoritario del sector docente no universitario de Canarias que somos, llamamos a un diálogo liderado por los agentes implicados en la acción educativa, que se aleje de discusiones repletas de crispación.

 

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