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Detalles: Categoría: ANPENTREVISTA | Publicado: 16 Diciembre 2011 | Creado: 18 Marzo 2013 | Visto: 6037

ENTREVISTA AL MAESTRO GABRIEL CRESPO HERNÁNDEZ

Nuestro protagonista hoy es Gabriel Crespo Hernández, maestro recientemente jubilado y, como es bien sabido, Presidente Autonómico y fundador del sindicato ANPE CANARIAS, además de miembro activo durante muchos años del Comité Ejecutivo Nacional.



Después de una prolongada y fructífera trayectoria profesional, al amigo Gabriel le llegó, contra su voluntad, el momento de “echar el freno” a su agitada vida sindical y dedicarse de lleno a su familia y a su propia persona, que no es poco.

Superados los emotivos abrazos en su homenaje, concluidas unas plácidas vacaciones en su isla palmera y asumida “a regañadientes” su nueva situación “en la reserva”, EL MAESTRO GABRIEL se acerca a nuestro micrófono con la intención de demostrarnos que todavía se encuentra en plena forma y, como siempre, se expresa “bien clarito”, “para que todo el mundo me entienda”.

A lo largo de esta ANPENTREVISTA trataremos de recordar con él algunos pasajes relevantes de su “sabrosa” biografía docente y sindical.

¿Podría afirmar, sin faltar a la verdad, que el pequeño “Bielo” fue un buen alumno? ¿De dónde le vino su vocación docente? ¿Había antecedentes familiares o fue uno de sus arrebatos? ¿Cómo vivió sus estudios universitarios lejos de su casa?

La vocación docente me vino de mi padre, que quería que sus hijos subieran un escalón más que él. Mi padre era agricultor, pero pretendía que sus hijos se prepararan bien en la vida para defenderse y progresar un poco más. De ahí vino mi vocación docente.

Los estudios universitarios, con motivo de vivir en una isla no capitalina, ya que soy palmero, me vine a vivir a La Laguna y es ahí donde comenzó, vamos a decir, el lanzamiento de mi profesión docente.

¿Qué tal su debut como maestro? ¿Y sus “condiciones laborales” en aquella época? Recuérdenos sus primeras experiencias docentes. ¿Llegó a enterarse de algún “nombrete” puesto por sus alumnos?

Bueno, fue un poquito agrio, ya que, cuando me dieron mi nombramiento, me dijeron que me tenía que ir a Playa de Santiago en la isla de La Gomera, que ni sabía dónde quedaba eso. Eso motivó salir de mi casa, con mi maleta a cuestas, y llegar a la isla de La Gomera y después, cuando llegué allí, digo: ¿Por dónde voy a la Playa de Santiago? Dice uno: No, tiene que coger la falúa. ¿Cómo que la falúa? ¿Y coches, no hay? No, no, ahí no hay carretera. Usted tiene que ir en una falúa y ya lo llevarán. ¿Y dónde está la falúa? Y me enseñan un barco de seis metros, la de Paco Cambril, y dicen que esa era la falúa que yo tenía que utilizar.

Yo, la verdad, sabía nadar..., pero no lo pasé muy agradable porque tuve que ir, durante una hora y media, en esa falúa de seis metros navegando hasta Santiago. Allí, para bajarme no había escala, sino que me metieron dentro de un cajón y me colgaron de un pescante y así me sacaron para arriba para tierra. En tierra sí había un coche que me llevó desde Tapaluga hasta Playa de Santiago.

Las condiciones laborales, y estamos hablando del 62 al 64, cuando comencé allí, dejaban mucho que desear. ¡Cuando oigo a los compañeros cómo se quejan hoy...! Yo recuerdo que tenía 70 alumnos y los colocaban en unos bancos largos, a una media de ocho o nueve alumnos por banco. Entonces, las condiciones laborales no eran buenas. Había una cosa, que los alumnos sí respetaban a los profesores y, si no los respetaban, uno se hacía respetar, a las buenas o a las malas, como decían. Entonces eso motivaba un agradecimiento por parte de los padres, nada que ver con lo de hoy. Hoy, si tú reprendes a un alumno, te aparece el padre, la madre y no sale la abuela porque está enterrada, a protestar. En aquella época venía el padre y era para darme las gracias, porque le llamaba la atención a su hijo que quería que le salieran derechos como velas...

Conocemos su fuerte vinculación con la isla de La Gomera. ¿Podemos afirmar que allí se hizo realmente maestro? Háblenos de aquella sociedad isleña, de cómo era su relación con el alumnado y sus familias.

En esa época las relaciones con las familias eran buenas. Eran buenas en el sentido de que los padres, aunque eran de una formación agrícola y pesquera, sí tenían interés en que sus hijos salieran hacia adelante y se formaran. Entonces, yo recuerdo en esa época, que no le dijera yo al padre de un alumno que su hijo le contestaba a alguien o faltaba a clase, porque la paliza...; el muchacho temía más por la paliza que se llevaba del padre, que era de campeonato, ya que los padres, pudiésemos decir, tenían bastante analfabetismo, pero tenían inquietud de que sus hijos salieran para adelante. Y quizás ahí es donde comenzó mi primera formación con los alumnos, debido a que pude comprobar que los chicos aprovechaban el tiempo, se preparaban y salían hacia adelante. Yo los encaminé desde un punto de vista deportivo, ya que me gustaba el fútbol, y por ahí los fui iniciando, hasta que aquello se fue encarrilando y, a través del deporte, fueron saliendo hacia adelante.

¿Por qué no nos explica el origen de su vocación sindical? ¿Tuvo algún enfrentamiento con algún jerarca? ¿Quién le descubrió este nuevo campo de acción? ¿Ya existía ANPE o fue un invento suyo? Recuerde sus primeros pasos como líder sindical.

Cuando yo entré ya existía el sindicato. ANPE es un sindicato de carácter nacional y estaba radicado en todas partes; quizás aquí, en Canarias, no tanto, porque aquí dominaba el STEC, pero yo, ante los atropellos a que sometían al profesorado por culpa del sindicato, indagué y averigüé otro sindicato, con una ideología que defendiese al profesorado sobre todo. Ahí es cuando conocí las estructuras del sindicato ANPE a nivel de todo el Estado y me enrolé en él; antes se llamaba Servicio Español de Magisterio, antiguo SEM, y me di de alta en él. Después pasaron varios años y fui entrando en la estructura, no solamente a nivel de Canarias, sino a nivel nacional.

Algunos altos cargos de la Consejería, que ya hemos entrevistado para esta misma sección, nos han dejado su visión de las primeras relaciones entre Administración y sindicatos. ¿Coincide con ellos en que todos eran “novatos” y siempre actuaban con “buena voluntad”, o cree que el tiempo les ha hecho olvidar los “malos recuerdos”?

Yo pienso que los inicios de la Consejería no fueron muy buenos. No fueron muy buenos porque intentaban, sobre todo, como el que sube a una poltrona, atropellar al que está debajo de ellos. Nosotros tenemos la ley, el dominio y el poder y hacemos lo que no da la gana. Eso fue al principio; después, poco a poco, ha ido cambiando, se ha ido transformando. Sí es verdad que ha habido algunas fuerzas sindicales que lo que intentaban era crear problemas y crear malestar, pero la mayoría de los sindicatos intentaban avanzar y que progresara la educación con un diálogo entre padres, profesores y Administración.

Explíquenos cómo se monta un sindicato de la noche a la mañana, cuando todavía no existían las elecciones sindicales. Suponemos que la organización estatal le apoyaría mucho en esa primera etapa. ¿Qué recibimiento tuvo de los sindicatos “clásicos”, UGT y CCOO? Asistió al nacimiento del STEC: ¿algún comentario al respecto?

El nacimiento de este sindicato no tuvo ciencia ni arte ninguno, sino que nosotros le pedimos apoyo a nivel nacional, porque el sindicato siempre ha tenido estructura desde el nivel nacional, aunque parte de una línea ideológica sin política de ninguna clase, sino una línea profesional. La idea que teníamos era la de defensa del profesorado. Entonces hemos podido comprobar que en los demás sindicatos la ideología era política. Aunque yo no dejo de reconocer que la Administración no es perfecta ni todo lo hace bien, alguna cosa hacía bien. Y a lo que se dedicaban, normalmente, los otros sindicatos era a criticar siempre a la Administración. Entonces comenzamos criticando lo que estaba mal, pero si veíamos cosas positivas, pues le dábamos la razón o buscábamos su apoyo.

Después de desempeñar durante tantos años la Presidencia de ANPE CANARIAS, ¿cómo se explica que no hayan trascendido a la opinión pública sus problemas internos, rebeliones o escisiones, tan frecuentes en otras organizaciones sindicales?

¿Que si tenemos problemas internos en el sindicato? ¡Aquí no nos andamos con boberías de comités de disciplina, ni cosas por el estilo! ¡Esas finuras se las dejamos a los demás! ¡Estos asuntos se hablan cara a cara, se cantan las verdades del barquero y se acabó la historia!

¿De verdad que nunca se ha encontrado con liberados sindicales que “no estaban por la labor”, con quienes se mostraban “arrepentidos” o, incluso, con “traidores” a su línea de acción sindical?

Nuestra gente es muy seria y profesional; aquí no entra cualquiera, y el que lo hace es porque tiene las ideas muy claritas. En esta casa no se engaña a nadie. ¡Aquí se viene a trabajar por los afiliados y punto; el que quiera “gandulear”, que llame a otras puertas!

Seguramente habrá escuchado muchas veces que en el mundillo sindical se les acusa de “desvirtuar” el movimiento reivindicativo, de haber convertido a su sindicato en una especie de gestoría para docentes.

Sí, sí, algunos dicen por ahí que somos una burda gestoría, pero no les hacemos ni caso. ¡Si es que no se enteran: lo que la gente quiere es que alguien que entienda le resuelva su problema! En ocasiones tengo que morderme la lengua y me digo: ¡Qué suerte tienen de que yo sea un caballero y no les dé la contesta con lo que de verdad pienso de sus “chiringuitos” sindicales!

No me negará que ANPE tiene fama de ser un sindicato poco combativo con la Administración, fácil de contentar, que firma todo lo que le ponen por delante...

¡Pues claro que hemos firmado un montón de acuerdos con la Administración! ¡Y que conste que no firmamos más, porque los jefes de la Consejería no han querido! La verdad es que llevan unos cuantos años mareando la perdiz, para no tener que comprometerse!

Por cierto, sus intervenciones magistrales, sus puros palmeros y su peculiar manera de “negociar” en la Mesa Sectorial de Educación “han traído de cabeza” en más de una ocasión a los representantes de la Administración y también a sus compañeros sindicalistas. Haga memoria y refresque algunas anécdotas para “ilustrar” a las nuevas generaciones.

Una de las que me viene a la cabeza es de un Director General, que procedía de Correos y al pobre AIGRANC lo cogió y lo puso de Director General de Personal. Él no tenía ni idea de Educación, nada absolutamente, y, entonces, lo ponen ahí para que llevara el timón de la Mesa Sectorial.

En la primera intervención que tuvo, me acuerdo que se llevó a Lorenzo Dorta de asesor y entonces la gente le tiraba a rajar, porque el hombre no sabía ni de qué iban los temas de Educación. En todas las intervenciones metía la pata. Y en una intervención que se pegó el hombre, no recuerdo cuál fue el motivo, pero sí recuerdo que le decía al asesor: “Lorenzo, no me jales por los pantalones”, porque cuando metía la pata le avisaba por los pantalones. “Pero, Lorenzo, que me tienes cansado”, y Lorenzo me decía que él estaba allí para que no metiera la pata. Según me enteré, ahora el hombre se ha muerto; pues que en paz descanse, pero la labor sindical que hizo fue totalmente nula, porque no conocía nada...

De los otros sindicalistas siempre me acuerdo, pero de los compañeros no me gusta hablar; la verdad es que la labor que hicieron fue negativa porque tanto al STEC, con Manolo Marrero, como a Comisiones Obreras y a la UGT se les veía el pelaje de los políticos por detrás, y todo el mundo se daba cuenta de que iban con la finalidad de romper y destruir lo que se hacía.

Otros sindicatos argumentan que ellos sí que defienden “por igual” a toda la clase trabajadora, que son más democráticos que el suyo y basan su dinámica en la continua celebración de asambleas.

¡A nosotros no nos hace falta presumir de “sindicato de clase” ni llamar asambleas a las reuniones que convocamos! El profesorado no se deja engañar por ese palabrerío y le da su voto a quienes sabe que no le fallan cuando lo necesitan!

Usted ha conocido a la totalidad de los dirigentes políticos que, hasta la fecha, han llevado el timón de la Consejería de Educación. ¿De quiénes guarda un mejor recuerdo como gestores de lo público? ¿Con cuál de ellos se ha sentido más cómodo en la negociación de las condiciones laborales del profesorado?

Realmente yo me he sentido bien con aquellos que han oído a nuestro sindicato y a los demás sindicatos en el desarrollo de su día a día. Me acuerdo de Luis Balbuena, un gran gestor, un buen político y una persona que conoce la Educación. Y después, también recuerdo a Fernando Hernández Guarch, que todavía creo que está en activo, otro gestor bueno para el bien de la enseñanza. Son los dos que destacan sobre los demás.

Nos gustaría conocer su diagnóstico sobre la realidad de la educación en Canarias. Todos hemos leído informes y estadísticas diversas, cuyos resultados colocan a nuestros alumnos a la cola de la juventud española y europea. Desde su punto de vista, ¿qué tiene que hacer este Gobierno para que comencemos a remontar posiciones?

Bueno, no cabe duda de que el problema que yo he visto aquí es que todas esas estadísticas que se están dando, para mí no son reales, porque yo conozco la situación de aquí y de distintas comunidades, y en las otras veo cómo avanzan, cómo se incentiva y cómo se ayuda al profesorado. En nuestra comunidad lo que se hace es machacar, el machaqueo, el machaqueo, el machaqueo, que sólo sirve para la desmoralización del profesorado. Entonces, ¿qué tiene que hacer nuestra comunidad autónoma para que esto resurja? Darle más apoyo al profesorado y aquel que no cumpla y que no trabaje, oiga, si usted tiene que ponerlo en la calle, póngalo. Aquí se han tomado algunas medidas drásticas, pero muy pocas, y lo que hacen es poner una tapadera, una tapadera que repercute en perjuicio del alumnado y del profesorado que cumple y que trabaja.

¿Quiere darles un consejo a los actuales responsables del sindicato? ¿Qué les recomendaría a sus dirigentes en unos tiempos tan difíciles para la actividad sindical? ¿Un mensaje final para los afiliados y simpatizantes de ANPE CANARIAS?

Yo, a los dirigentes del sindicato les recomendaría una cosa: que tengan en cuenta que el sindicato es una organización a nivel de todo el Estado y que el sindicato no son ellos. Hoy están ellos y mañana estarán otros. Y tienen que trabajar y poner los codos, como yo digo, para que salgan adelante, si no trabajan y ponen los codos, están repercutiendo negativamente en la formación del profesorado en nuestra comunidad y en el sindicato.

A los afiliados y simpatizantes de Canarias les diría que ANPE nació con 70 u 80 afiliados y ya está alrededor de los 5.000. En esto no hemos pedido ayuda económica a ningún partido político ni a nadie, aunque sí han llamado a nuestra puerta los propios políticos y nos han pedido que nos inscribamos y nos metamos en algún partido. No hemos querido meternos ni nos vamos a meter: tan sólo estamos intentando dar apoyo al profesorado para que adquiera una formación más o menos fuerte y en bien de la enseñanza que, al fin y al cabo, es lo nuestro.

¿Y, después de escucharle, no les parece una injusticia, un terrible error del sistema, un “desperdicio” lamentable, que hayan jubilado a alguien con esta vitalidad, estos reflejos y esta claridad de ideas? ¡Chapeau, Presidente!

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