ANPE considera que los problemas que padece el sistema público educativo en Canarias no se solucionan con buenas palabras ni con promesas a varios años vista, como las incluidas en la recientemente publicada Ley Canaria de Educación No Universitaria, sino con la desaparición de los “recortes” presupuestarios, la reposición de las medidas de atención a la diversidad, la potenciación de los refuerzos educativos y, sobre todo, con la ampliación de las plantillas docentes y la recuperación de las anteriores condiciones laborales del profesorado.
En estos primeros días del curso, ANPE CANARIAS desea puntualizar a los máximos dirigentes de la Consejería de Educación que caminan en la dirección equivocada, que las actuales circunstancias de nuestra enseñanza pública ya no admiten más palabrería hueca, ni Pactos Sociales vacíos de contenido, ni siquiera el esfuerzo de redactar “a uña de caballo” una Ley de Educación que, en la práctica, no pasa de ser un torpe ejemplo de propaganda política.
Aquí hace falta un aumento de la inversión de manera urgente, en los próximos presupuestos educativos, no en los del año 2022, como se contempla en la citada Ley. Porque las soluciones para los problemas graves no se pueden dilatar en el tiempo y, encima, presumir del logro alcanzado, cuando en realidad lo que se ha hecho es aprobar un exiguo crecimiento presupuestario para dentro de ocho años.
El profesorado de estas islas no puede aguardar tanto tiempo, porque ya se encuentra al límite de sus fuerzas y las falsas esperanzas que levantó la llegada de los últimos inquilinos de la Consejería han desaparecido, para nuestra desgracia. Aquellas buenas formas, aquel talante, aquellas sonrisas eran simple apariencia, estrategia política para camuflar su completa falta de voluntad política para negociar con los representantes legales del profesorado, como demuestran una y otra vez negándose a facilitar a los sindicatos los datos indispensables para poder controlar su gestión.
Han pasado tres años desde su prometedora llegada, y este principio de curso se presenta tan sombrío y desilusionante como los precedentes. En estos días se ha visto un nuevo ejemplo de que su nefasta actitud no ha cambiado. Las Instrucciones de la Viceconsejería para el funcionamiento de los centros, que deberían entrar en vigor el 1 de septiembre, simplemente “pasaron” por la Mesa Sectorial de Educación el jueves 4 durante 1 hora y media, con la promesa de continuar el martes 9; ¿de qué estamos hablando?
No se puede decir que se apuesta por la calidad de la enseñanza pública, si no se incrementa el número de profesores, si no se reducen las ratios, si las medidas de atención a la diversidad son claramente insuficientes, si los centros cada vez tiene menos dinero para atender sus gastos de funcionamiento, si el profesorado está más que harto de la insoportable e inútil carga burocrática que padece, mientras sus condiciones laborales empeoran curos tras curso.
Y además, este curso tendremos que convivir en las aulas con una aplicación precipitada de la nefasta LOMCE, gracias a la cual algunos docentes tendrán que impartir una asignatura para las que en absoluto han sido formados por la Consejería, mientras se nos pide un ejercicio de fe para aguardar el cumplimiento de las escasas promesas comprendidas en la Ley Canaria de Educación...
Secretaría de Comunicación de ANPE CANARIAS (05/09/2014)